El otro día oí esta frase impactante: “El pobre carece de muchas cosas, pero el avaro, carece de todo”.
El avaro puede tener poco o mucho, pero siempre carece de todo, porque nunca nada le basta.
El avaro es un desgraciado radical porque siempre está insatisfecho.
Al avaro nada le resulta suficiente. Todo lo que posee le parece poco y siempre quiere tener más.
El avaro camina ansioso y triste por la vida. Su divisa es poseer siempre más, sin estar nunca satisfecho.
El avaro lo pasa mal y lo hace pasar mal a los demás.
La avaricia se opone radicalmente a la generosidad. La avaricia significa todo para mí. La generosidad, en cambio, quiere decir que lo mejor de lo mío es para los demás.
El avaro es una persona cerrada y agresiva. El generoso, en cambio, es una persona abierta y amable.
Artículo 475 de la columna “Punto ético” publicado en el diario Última Hora del día 24 de junio de 2021, jueves.